La disforia de género es una condición en la que una persona experimenta incomodidad o angustia porque hay un desajuste entre su género biológico y su identidad de género. A veces se conoce como incongruencia de género.

El sexo biológico se asigna al nacer, dependiendo de la apariencia de los genitales. La identidad de género es el género con el que una persona se "identifica" o se siente como sí misma.

Si bien el sexo biológico y la identidad de género son los mismos para la mayoría de las personas, este no es el caso para todos. Por ejemplo, algunas personas pueden tener la anatomía de un hombre, pero se identifican como una mujer, mientras que otras pueden no sentir que definitivamente son hombres o mujeres.

Este desajuste entre el sexo y la identidad de género puede conducir a sentimientos angustiosos e incómodos que se llaman disforia de género. La disforia de género es una condición médica reconocida, para la cual el tratamiento a veces es apropiado. No es una enfermedad mental.

Algunas personas con disforia de género tienen un fuerte y persistente deseo de vivir de acuerdo con su identidad de género, en lugar de su sexo biológico. Estas personas a veces se llaman personas transexuales o trans. Algunas personas trans toman tratamiento para hacer que su apariencia física sea más alineada con su identidad de género.

Para ser diagnosticado con disforia de género, una persona tiene que tener síntomas que duran por lo menos 6 meses.

En los niños, estos síntomas pueden incluir:

• Constantemente decir que es realmente una niña a pesar de que tiene los rasgos físicos de un niño o realmente un niño si tiene los rasgos físicos de una niña
• Preferir fuertemente a los amigos del sexo con los que se identifican
• Rechazar la ropa, juguetes y juegos típicos para niños o niñas
• Negarse a orinar de la manera - de pie o sentado - que otros niños o niñas suelen hacerlo
• Diciendo que quiere deshacerse de sus genitales y tener los genitales de su verdadero sexo
• Creer que a pesar de que tiene los rasgos físicos de una niña, crecerá hasta ser un hombre; o creer que si tiene los rasgos físicos de un niño, seguirá siendo una mujer cuando crezcan
• Tener angustia extrema sobre los cambios corporales que ocurren durante la pubertad

En adolescentes y adultos, los síntomas pueden incluir:

• Seguridad de que su verdadero género no está alineado con su cuerpo.
• Asco por sus genitales. Puede evitar ducharse, cambiarse de ropa o tener relaciones sexuales para evitar ver o tocar sus genitales.
• Fuerte deseo de deshacerse de sus genitales y otros rasgos sexuales.

Los niños o adultos pueden vestirse y presentarse como el género que creen que son.

El objetivo no es cambiar cómo se siente la persona acerca de su género. En cambio, el objetivo es lidiar con la angustia que puede venir con esos sentimientos.

Hablar con un psicólogo o psiquiatra es parte de cualquier tratamiento para la disforia de género. La terapia de "conversación" es una forma de abordar los problemas de salud mental que esta afección puede causar.

Más allá de la terapia de conversación, muchas personas eligen tomar al menos algunos pasos para alinear su apariencia física con la forma en que se sienten en su interior. Podrían cambiar la forma en que se visten o elegir un nombre diferente. También pueden tomar medicamentos o someterse a una cirugía para cambiar su apariencia. Los tratamientos incluyen:

• Bloqueadores de la pubertad. Una persona joven en la pubertad temprana con disforia de género podría pedir que se le receten hormonas (testosterona o estrógeno) que suprimen los cambios físicos. Antes de tomar esa decisión, el/la joven debe hablar con un pediatra y, a veces, con un psiquiatra sobre los pros y los contras de tomar estas hormonas, especialmente a una edad temprana.
• Hormonas. Los adolescentes o adultos pueden tomar las hormonas estrógeno o testosterona para desarrollar rasgos del sexo con los que se identifican.
• Cirugía. Algunas personas eligen someterse a una cirugía de reasignación sexual completa. Esto solía llamarse una operación de cambio de sexo. Pero no todos lo hacen. Las personas pueden optar por realizar solo algunos procedimientos para que su apariencia esté más en línea con sus sentimientos.

Con sus terapeutas, las personas eligen el tratamiento adecuado para ellos en función de lo que quieren y de acuerdo a cómo se ven.

Después de la transición, es posible que una persona ya no sienta disforia. Pero la persona aún puede necesitar terapia. Amigos, familiares, compañeros de trabajo, empleadores potenciales y grupos religiosos a veces pueden tener dificultades para entender cuando el género de alguien parece cambiar. Este y otros desafíos de la transición pueden requerir ayuda profesional.